lunes, 1 de marzo de 2010

-Muy bien, vamos a ver cómo lo haces.

Me mete mi propia mano en la boca.


Y, con el más suave tono de voz, susurra:

—Te ayudaré un poco, querida, va a ser muy fácil.

Mis muslos se abren, sube el calor bajo su lengua y sólo registro un ligero cambio cuando levanta la cabeza: pone mi mano en ese lugar donde algo que me es tan familiar y contra lo cual no quiero luchar, ha empezado ya y donde mis dedos índice y medio empiezan a deslizarse hacia abajo, como siempre; y me corro.


—Me ha encantado —dice—. Me encanta mirarte la cara. Estás tan extraordinaria cuando te corres, dejas de ser guapa y te transformas en una cosa voraz, con la boca abierta casi hasta desgarrarse.


(9 semanas y media - Elizabeth McNeill)

4 comentarios:

  1. la foto no favorece tu boquita sensual... u.u

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  2. Pues que me corro, tía! :-)
    Lindo fragmento! (no pongo pedazo, porque se puede llegar a malinterpretar! =P)
    Besos!

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  3. Jajajajaja... me encantó el comentario de Ana. Debo leer ese libro. :P

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  4. Buenísimo lo de Ana... me hizo reír, jajaja!

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