miércoles, 23 de junio de 2010

Peligrosa obsesión

Definición de obsesión:
Idea, deseo o imagen que aparece de forma reiterada y persistente y que el sujeto no puede alejar voluntariamente de la conciencia. Tiene un carácter compulsivo y adquiere una condición penosa y angustiante.

Obsesiones tenemos todos, en menor o mayor medida, pero resultan ser inofensivas y podemos vivir con ellas. Algunos se lavan las manos constantemente (conozco un par de esos =P), otros se la pasan refregando la casa, salteando las uniones de las baldosas de la vereda para no pisarlas, durmiendo tapados hasta la cabeza aunque haga mucho calor... con el armario cerrado y la persiana baja.
El problema surge cuando la obsesión es con una persona. Se idealiza al otro creando una fantasía que no existe...volviéndose totalmente dependientes. Cualquier rechazo o indiferencia del objeto de su deseo se maximiza ("no le gusto, no me quiere", etc.)... y ésto conlleva a sufrimiento y depresión. Además como sólo se vive para y por "el otro", el obsesionado deja de crecer como persona... se estanca, pierde su identidad en el esfuerzo de mantener como sea una "relación" enfermiza.
Y que sucede si ambas partes están obsesionadas? Bueno, en ese caso los síntomas se multiplican por dos. Ninguna de las dos partes va a dar un paso al costado y la obsesión crecerá más y más... hasta hacerse muy difícil de manejar.
En definitiva, todos pierden. Pero dejar la obsesión no es una posibilidad... se convierte para los sujetos en cuestión en algo impensable...
Que problema no? =P

martes, 20 de abril de 2010

Mujeres (fragmento)

Empezó a cabalgar. Podía hacerlo, con sus 45 kilos. Yo apenas podía pensar. Hice pequeños movimientos, encontrándomela de vez en cuando. A ratos nos besábamos. Era bestial: estaba siendo violado por una niña. Se movía, me tenía clavado, atrapado. Era una locura. Sólo carne, sin amor. Estábamos llenando el aire con el olor del puro sexo. Mi niña, niña mía, ¿cómo puede tu cuerpecito hacer estas cosas?. ¿Quién inventó a las mujeres?. ¿Con qué propósito?.

El pensamiento del sexo como algo prohibido me excitaba más allá de toda razón. Era como un animal aplastando a otro hasta la sumisión.

(...) Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido una prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí.

Charles Bukowski




lunes, 29 de marzo de 2010

El gran escape

El miedo es uno de los peores enemigos de las personas. Cuando se tiene miedo uno suele reaccionar de dos maneras: se paraliza... o huye.
Seguramente, algunos lo enfrentarán... pero este no es un post sobre los valientes =P
Si te paraliza te quedás en "animación suspendida", sin generar cambios porque salir de la rutina... asusta. Y si preferís huir, dejás todo inconcluso. De ambas formas estás escapando.
Hay gente que escapa de un trabajo en el que prospera por miedo a nuevas responsabilidades. Escapan de la carrera que están estudiando por miedo a fracasar cuando ésta se ponga más difícil. Escapan de relaciones (sean del tipo que sean) que funcionan por miedo a salir lastimados más adelante. Y hacer ésto no los hace sentir nada bien... pero lo siguen haciendo =(
En muchas oportunidades se despotrica contra los demás o contra el entorno, y somos nosotros mismos los culpables de la situación en la que vivimos. Nos boicoteamos y ponemos en riesgo nuestro futuro y felicidad sólo por ser cobardes.
Ya basta de huir...

lunes, 1 de marzo de 2010

-Muy bien, vamos a ver cómo lo haces.

Me mete mi propia mano en la boca.


Y, con el más suave tono de voz, susurra:

—Te ayudaré un poco, querida, va a ser muy fácil.

Mis muslos se abren, sube el calor bajo su lengua y sólo registro un ligero cambio cuando levanta la cabeza: pone mi mano en ese lugar donde algo que me es tan familiar y contra lo cual no quiero luchar, ha empezado ya y donde mis dedos índice y medio empiezan a deslizarse hacia abajo, como siempre; y me corro.


—Me ha encantado —dice—. Me encanta mirarte la cara. Estás tan extraordinaria cuando te corres, dejas de ser guapa y te transformas en una cosa voraz, con la boca abierta casi hasta desgarrarse.


(9 semanas y media - Elizabeth McNeill)

sábado, 27 de febrero de 2010


Ella miraba el fuego mientras él hablaba, pero no a él, pues no se atrevía a encontrarse con su mirada. Él paseaba por la habitación. De pronto, le dijo que, para escucharle, debía separar las rodillas y abrir los brazos; y es que ella estaba sentada con las rodillas juntas y abrazándoselas. Entonces levantó el borde del camisón y se sentó sobre sus talones, como las carmelitas o las japonesas, y esperó. Entre los muslos sentía el agudo cosquilleo de la piel blanca que cubría el suelo. Él insistió: no había abierto las piernas lo suficiente. La palabra «abre» y la expresión «abre las piernas» adquirían en la boca de su amante tanta turbación y fuerza que ella las oía siempre con una especie de prosternación interior, de rendida sumisión, como si hubiera hablado un dios y no él.

(La historia de O -Pauline Reage)

Lo que queda por vivir

Lo que queda por vivir,
no volveré a pedir permiso,
sólo tengo un compromiso
que te aviso desde aquí.

Creíste que de esta no saldría,
que tendría que retroceder,
al fin perder mi chulería;
ese día no lo vas a ver.

No es que yo no sepa perder,
es que no sé ceder fácilmente,
lo que piense la gente,
¿para qué lo he de tener yo presente?

Lo que queda por vivir,
no volveré a pedir permiso,
sólo tengo un compromiso
que te aviso desde aquí.

Ahora mismo, lo único urgente,
es ir de frente con mi poca verdad.
Los demás tienen ya suficiente,
con su suerte, y con su libertad.

Si tuviera dos o tres más vidas,
haría lo mismo una y mil veces,
que con creces me dieron de más,
mucho más de lo que uno merece.

Lo que queda por vivir,
no volveré a pedir permiso,
sólo tengo un compromiso
que te aviso desde aquí.

Lo que queda por vivir,
no volveré a pedir permiso,
sólo tengo un compromiso
que te aviso desde aquí.

Enrique Bunbury

jueves, 25 de febrero de 2010

Tú que nunca serás...

Sábado fue y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.

No es que crea, no creo; si inclinado
sobre mis manos te sentí divino
y me embriagué, comprendo que este vino
no es para mí, más juego y rueda el dado...

Yo soy esa mujer que vive alerta;
tú, el tremendo varón que se despierta
y es un torrente que se ensancha en río

y más se encrespa mientras corre y poda.
¡Ah, me resisto, mas me tienes toda,
tú, que nunca serás del todo mío!

Alfonsina Storni